Dia 6
Holap a todos los lectores,
suscriptores y curiosos quienes leen este blog, mi nombre es Noemí Jobs; se
preguntaran porque estoy aquí y no su doctor Lebanc, bueno teniendo en cuenta
que él está en cama muy enfermo y que no ha podido subir o terminado de subir
las historias pendientes, me pidió a mi (quien también hago parte del grupo de
trabajo de este blog además de también ser una Doctora al igual que él) que lo
reemplazara y le ayudase a terminar de subir lo que faltaba. Bueno antes de
empezar quiero decirles que la siguiente historia, además de ser un caso de la
vida real, es una historia que no se tenía planeado subir; no solo por los motivos anteriormente dicho sino además
que fue una historia que junto con el
doctor leímos y nos encantó tanto que decidimos, obviamente, editarla y
subirla. A estas alturas ni el, ni yo ni nadie del grupo del trabajo sabemos si
es una historia real, pero sin duda nos deja mucho en que pensar. En fin espero
que les gusten muchos y nosotros nos veremos de nuevo mañana para subir la última
historia.
Esta es la historia de la vida de
una señora llamada Maritza Gutiérrez. Ella
tuvo una infancia muy buena, al lado de sus padres que la amaban y respetaban dándole
bases para una vida llena de éxitos y felicidad; tuvo una hermana la cual era
su mejor amiga, ellas eran muy unidas compartían todo, secretos íntimos,
amistades memorables y una vida creciendo una al lado de la otra. Sin lugar a
dudas esta era la familia cualquiera desearía; era, como le llamarían, una vida perfecta. Además de ser unidas y ser
amigables, ambas tenían muy buenos promedios. Los cuales luego de un tiempo las llevaron a la Universidad. Maritza se graduó en
telecomunicaciones y su hermana Ana en ingeniera, ambas como siempre con
honores y con carreras aseguradas; por el lado de Maritza consiguió un trabajo
en una empresa multinacional y por motivos de trabajo Maritza tuvo que viajar a
Estados Unidos por un tiempo.
Ella consiguió un buen trabajo
con el tiempo tanto que llego a tener una vida tranquila; consiguió un novio que la amaba sobre todas las cosas, una hermana
ejemplar, muchos amigos excepcionales, jefes maravillosos y unos padres estupendos.
Pero sin previo aviso todo cambiaria.
Un día saliendo de su trabajo, abordo su auto ya que se dirigía a su casa para alistarse porque esa
noche se vería con su novio en un restaurante conocido, el cual le planeaba pedirle matrimonio.
Pero unas cuadras antes de llegar
a su casa tuvo un accidente con otro auto; la llevaron de emergencia ya que sufrió
una severa contusión cráneo encefálico debido al choque con el parabrisas, su
vida corría peligro. Ella lucho arduamente varios meses tras haber permanecido
en un coma inducido mientras sanaba sus heridas, por poco no sobrevive. Cuando despertó,
se encontraba en el hospital, no sabía que había sucedido, no recordaba quien
era, ni quien era el hombre que estaba a su lado, mucho menos reconoció a la sollozante
hermana que tenía enfrente suyo y a los aliviados padres que la vieron
despertar. Maritza había perdido la memoria. Los doctores explicaron que debido
a la contusión y el estado vegetativo que sufrió Maritza, su cerebro sufrió
grandes daños que además de incluir pérdida parcial y total de la memoria, le
dio a ella varios meses de rehabilitación para poder recuperar movimiento en su
brazo y pierna derecha, dejándola meses lisiada.
Aun con todos estos problemas, su
familia estaba contenta y le dieron a ella la cálida bienvenida y el amor que
siempre recibía. Su hermana Ana le recordaba durante largas tardes en la que
pasaban juntas como era su relación de amistad y su amor fraternal. Su novio,
quien había postergado los planes de matrimonio, intentaba todos los días en
reconquistar a esa bella mujer y ganarse el cariño y confianza que ambos tenían.
Sus padres cuidaban de ella como si fuese una niña, sin olvidar recordarle
quien era en realidad. Pese a tantas atenciones y cariños recibidos, ella
estaba en un estado de shock que no le permitía entender quién era, mucho menos
comprender los méritos que toda su familia hacían; llegando al punto de
intentar sin resultados recordar quien era. Dentro de su mente todo era
agobiador y frustrante, su mayor miedo se apodero de ella sin siquiera recordar
que ese era su mayor miedo, el miedo de no saber quién era.
Los años pasaron, y los esfuerzos
de la familia se fueron agotando y llegando a la conclusión de que habían perdido
a Maritza, sus padres y el novio renunciaron prontamente.
La única que siguió al lado de su
desmemoriada amiga, fue Ana quien nunca se rindió pero si llego a cansarse de cómo
fue que su amiga ahora era una desconocida. Un día, luego de haber pasado tres
años después del accidente, Maritza estaba dormida, y ella como era una
costumbre de ambas llego a despertarla para jugar a ver si con eso recordaba.
AL contrario de lo que esperaba, Maritza se asustó y le grito: “Acaso no te
enseñaron a no entrar en un cuarto de un desconocido·
Ella, llena de cólera por ese comentario
le dio una cachetada y le dijo: Parece injusto que, luego de tantas cosas
vividas, tantos recuerdos bonitos y tantas cosas aprendidas ahora me veas como una
extraña. Eso me dolió en lo más profundo. Por primera vez, después de ese
accidente, Maritza fue consciente de sus palabras y movida por un recuerdo vago
que aún conservaba, la abrazo y llorando en sus brazos le dijo: Ayúdame a recordar.
Desde ese día, ambas fueron
amigas de nuevo pero con una mínima diferencia, Maritza jamás recordó quien
era. Empezó una nueva vida desde allí, dándole una oportunidad a su antiguo
novio de hacerla feliz y de aceptar a sus padres; pero lo que jamás pudo
olvidar fue el amor que sentía por su hermana, la que hizo recordar a esa vieja
amiga que la acompaño hasta el último de sus últimos días.
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