lunes, 26 de noviembre de 2012

De regreso, esta vez con un Caso de la vida...


Ola a todos vosotros nuevamente, no diré más de lo que deba decir ya que este jueves regreso con varias sorpresas y el porqué de mi ausencia; por ahora los dejo con un relato (no sé si basado en la vida real) que me mando un escritor semanas antes y que de verdad me fascino lo trágico como fue y en fin léanlo y espérenme hasta este jueves. Se cuidan.
 
 
 
 
Aquel día en la cafetería
 
Cerca de las 4, estaba el sentado en el bus en medio del más largo embotellamiento y la  más larga espera que jamás volvió a sentir, debido  que iba a tarde a la primera y después de ese día la última cita con su amada. Le había escrito semanas antes un correo explicándole sus intenciones y el remordimiento que cargaba consigo, y que la única manera de expiar sus culpas era empezando de nuevo y que le diese una oportunidad de arreglar todo; días antes de su encuentro, ella le respondió con una fecha cercana y un lugar que ambos conocían con anterioridad, una pequeña cafetería cerca de donde él y ella estudiaban antes de que él se graduara y se fuera. Y allí estaba ella, tan hermosa como siempre y, era tal la hermosura de ese momento, que él jamás olvidara aquella escena y que la revive cada vez que pasa por ahí, como si el tiempo no hubiera cambiado las cosas y la viera sentada allí pese a que ya no era como antes.
Ella lo vio y con una sonrisa ausente de alegría sino más bien de nostalgia lo recibió; ella le explicó sus metas a corto y a largo plazo y como él era el único impedimento para continuar, por ello le dijo que lo quería olvidar y dejar atrás ese sentimiento que poco a poco la llevo al hueco de la desesperación y la farsa de un amor agotado.
 Él se rompió en sí mismo, y en un momento de desesperación le dio a ella su más valioso tesoro, un cuaderno donde tenía sus apuntes, sus experiencias y que era su modo de escape de la realidad siendo el guardián de sus sueños y fantasías inspiradas en un futuro con ella; y que iba con él a todas partes, desde la cierra hasta el llano, desde la calle al trabajo incluso lo acompaño en su cautiverio de dos horas en el batallón de la policía militar; pero ella se negó de recibirlo, sabiendo que con solo mirarlo reviviría ese pasado y se atormentara más de lo que él pudo atormentarse; no siendo más, ambos salieron de ese lugar siendo no más que dos conocidos. En su travesía de vuelta, el camino fue forzoso y agotador no porque fuera lejos o en un lugar inalcanzable sino que emocional mente pese a querer estar juntos existía ese vacío en los dos que ni la  vida  entera pudo remediar. Era agotador y triste pero seguían impávidos el uno al otro incluso molestando como si fuesen cercanos; con la caminata rápida y al final el abrazo más triste que él pudo recibir la despidió, ella se fue hacia un camino de éxitos y mejores amores donde por fin sería feliz y él se quedó atrás, resignado y absorto en un camino que al final lo llevo a la tumba de sus recuerdos y sueños frustrados que siguieron en él, hasta que días después muriera de un paro cardiaco y muriera en extrema soledad.


 

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