Ola a todos vosotros nuevamente, no diré más de lo que deba
decir ya que este jueves regreso con varias sorpresas y el porqué de mi
ausencia; por ahora los dejo con un relato (no sé si basado en la vida real)
que me mando un escritor semanas antes y que de verdad me fascino lo trágico
como fue y en fin léanlo y espérenme hasta este jueves. Se cuidan.
Aquel día en la cafetería
Cerca de las 4, estaba el sentado en el bus en medio del más
largo embotellamiento y la más larga
espera que jamás volvió a sentir, debido
que iba a tarde a la primera y después de ese día la última cita con su
amada. Le había escrito semanas antes un correo explicándole sus intenciones y
el remordimiento que cargaba consigo, y que la única manera de expiar sus
culpas era empezando de nuevo y que le diese una oportunidad de arreglar todo; días
antes de su encuentro, ella le respondió con una fecha cercana y un lugar que
ambos conocían con anterioridad, una pequeña cafetería cerca de donde él y ella
estudiaban antes de que él se graduara y se fuera. Y allí estaba ella, tan
hermosa como siempre y, era tal la hermosura de ese momento, que él jamás
olvidara aquella escena y que la revive cada vez que pasa por ahí, como si el
tiempo no hubiera cambiado las cosas y la viera sentada allí pese a que ya no
era como antes.
Ella lo vio y con una sonrisa ausente de alegría sino más bien
de nostalgia lo recibió; ella le explicó sus metas a corto y a largo plazo y
como él era el único impedimento para continuar, por ello le dijo que lo quería
olvidar y dejar atrás ese sentimiento que poco a poco la llevo al hueco de la desesperación
y la farsa de un amor agotado.
Él se rompió en sí mismo, y en un momento de desesperación
le dio a ella su más valioso tesoro, un cuaderno donde tenía sus apuntes, sus
experiencias y que era su modo de escape de la realidad siendo el guardián de
sus sueños y fantasías inspiradas en un futuro con ella; y que iba con él a
todas partes, desde la cierra hasta el llano, desde la calle al trabajo incluso
lo acompaño en su cautiverio de dos horas en el batallón de la policía militar;
pero ella se negó de recibirlo, sabiendo que con solo mirarlo reviviría ese
pasado y se atormentara más de lo que él pudo atormentarse; no siendo más,
ambos salieron de ese lugar siendo no más que dos conocidos. En su travesía de
vuelta, el camino fue forzoso y agotador no porque fuera lejos o en un lugar inalcanzable
sino que emocional mente pese a querer estar juntos existía ese vacío en los dos
que ni la vida entera pudo remediar. Era agotador y triste
pero seguían impávidos el uno al otro incluso molestando como si fuesen
cercanos; con la caminata rápida y al final el abrazo más triste que él pudo recibir
la despidió, ella se fue hacia un camino de éxitos y mejores amores donde por
fin sería feliz y él se quedó atrás, resignado y absorto en un camino que al
final lo llevo a la tumba de sus recuerdos y sueños frustrados que siguieron en
él, hasta que días después muriera de un paro cardiaco y muriera en extrema
soledad.
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